Boda en Jerez de la Frontera. Iglesia de San Dionisio y bodegas Pajarete
El almuerzo de una boda puede llegar a ser aburrido. Después de horas de peluquería, maquillaje, la ceremonia y llegar a un banquete que dure varias horas, la morriña de esa hora puede hacer mella. Un servicio rápido, una copa en la mesa o unos juegos, puede ser la solución para activar a todos los invitados y que sirva de preámbulo del baile. En esta ocasión se decantaron por la última opción y de la mano de Jose Bravo, pasó lo que pasó.
Es verdad que al final es con lo que te quedas. «¡Vamos todos!, ¡vamos a regalarle a los novios un momentazo!, ¡vamos a darlo todo!” ¿Todo?, no se dejaron nada dentro, así fue. Una mesa, luego otra mesa y cada una al escuchar su canción asignada, iban levantándose, dando vueltas alrededores, chillando, disfrazándose, saltando o incluso subiéndose encima de las sillas o mesas, ¡una auténtica locura!
Bodegas Pajarete acogió el banquete de la boda, una auténtica fiesta
No sabíamos donde apuntar con nuestras cámaras, Virginia y yo sin descanso, durante los diez minutos que duró el juego, recogiendo esas caras de felicidad y las locuras que iban maquinando una mesa tras otra. Quedaba la nupcial para el último lugar y no se cortaron un pelo. Botella de cava en mano, subieron novio y novia a la mesa y vaciaron la botella por los aires, llegando gotas a la pobre abuela que observaba todo con una sonrisa pensando como había cambiado esto de las bodas en los últimos tiempos.
Pero si esto fue un momentazo, no menos lo fue la entrada en el banquete, que con la música de «Sobre tablas», los invitaron acogieron a la pareja bailando con ella y las primeras lágrimas comenzaron a florecer. Pareja, gracias por todo. Fue un placer formar parte de vuestro gran día y vivir de cerca toda la jornada recogiendo todos los momentos para vuestra película de boda. Sed felices, os lo merecéis.
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