La hermandad de la Candelaria en la JMJ de Madrid
Durante cinco días de agosto de 2011, la ciudad de Madrid acogía las jornadas mundiales de la juventud. Un evento que cada tres años aproximadamente, la iglesia católica elige una ciudad del mundo que sirve de encuentro de todos los jóvenes. El papa Benedicto VI estuvo presente ante los más de 2 millones de asistentes que coparon los actos centrales.
Uno de los actos, estaba compuesto de un vía crucis que presidirían quince de pasos y tronos de diferentes ciudades de españa. Tras el vía crucis, una procesión magna de 14 de los 15 pasos, caminarían por un recorrido común, para posteriormente trasladarse cada uno a su templo. Entre los 15 pasos, Jerez de la Frontera estaría presente con el misterio de la hermandad de la Candelaria.
Vivimos los previos, vivimos el traslado del paso a Madrid, toda una odisea, y vivimos las ganas y alegría de una hermandad que se trasladaba en masa durante 600 kilómetros con ganas de vivir algo único, algo irrepetible. Y allí fuimos, sin saber poco más de lo que nos íbamos a encontrar, el equipo de Cofrademanía y un servidor, cámaras en ristre, llegamos a la capital de España en busca de imágenes para un documental.
Un recorrido de casi una hora por todo lo acontecido en la JMJ de Madrid 2011
Cada hermandad estaba alojada en un templo o ayuntamiento. Durante varios días fueron recibiendo visitas de los millones de jóvenes que participaban del evento. Imágenes como el Cristo de la Buena Muerte de Málaga portado por los legionarios, acaparaban todas las miradas de unos traslados que se fueron sucediendo en las horas previas al vía crucis.
La hermandad de la Candelaria tenía su traslado de madrugada. Fue toda una experiencia acompañar a la corporación por las calles desiertas de Madrid, entre curiosos que se asomaban entre las cortinas de su casa al ruido del llamador y mendigos que dormían en las aceras y portales.
Movimientos anti sistemas, persecuciones policíacas, defensores del cristianismo; una mezcla de personas, ideales y culturas, que se encontraron en la capital y que vivimos en nuestras carnes. Aquí, un documento único que quedará para la historia de la hermandad y de porqué no, la ciudad, porque Jerez estuvo presente.
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