C+V. Preboda en la sierra de Cádiz

En esta profesión tienes la oportunidad de vivir momentos únicos de personas, días que se marcan en rojo en su calendario, en su corazón y en su mente, siendo recordados el resto de su vida. Tú eres uno más, uno entre tantas personas pero con una misión distinta, tomar recuerdos para que esos días nunca se olviden. Vives momentos felices y conoces a grandes personas, a grandes familias.

El campo y la naturaleza como escenario de una sesión de pareja

Se dan las circunstancias necesarias y desembarcas en un pueblecito a más de trecientos kilómetros de tu ciudad. Allí conoces a los novios, a los hermanos de los novios y a los padres de los novios. Conoces a todos, hablas con todos y te sumerges en ellos. A los años, vuelves otra vez al mismo lugar, el trabajo es cada vez más fácil, hay que romper menos hielos y ellos ponen todo de su parte para que seas uno más, para que vuelvas a vivir un día grande, su día grande.

Pero ahí no queda la cosa, resulta, paradojas de la vida, que hay una tercera vez y que en esta ocasión jugamos con ventaja, jugamos en casa, vienen a nuestras tierras. La familia y nosotros nos volveremos a ver, nos volveremos a juntar y volveremos a ser los encargados de que no olviden un día así. El pequeño se va, se ha hecho mayor y le toca a él esta vez, también ha contado con nosotros, todo un orgullo, ¡tres de tres!.

La preparación de la boda se lleva muchísimo tiempo

No han dejado ningún cabo suelto. Han dedicado no se cuantas horas a que todo sea diferente, único, perfecto y lo más importante, lo han hecho con el corazón, así que da igual como salga. Algunos vienen de la costa, otros del interior, pero todos vienen a darlo todo, hay que celebrarlo con ellos y poner toda la carne en el asador para que sea una gran fiesta.

Ah, la gaditana lleva meses preparando una sonrisa de oreja a oreja. Una de las flores de tu ramo brilla más que las demás, cuando quieras fuerza, mírala y sonríe, estará siempre cerca y te ayudará a caminar…

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