I+L. Postboda motera
Cuando hacemos prebodas o postbodas, siempre nos gusta ir a localizaciones que tengan algo que ver con la pareja, nos gusta darle un poco más de sentido a unas fotos y que en su recuerdo, quede siempre un trasfondo en ese beso, esa mirada o ese abrazo. A estas dos locas no hubo que decirles nada, tenían claro los lugares en los que querían fotografiarse y todos tenían un porqué. Recorrimos los aledaños de La Greduela, los campos que vieron a Lydia crecer y además lo hicimos en moto, las dos ruedas, afición que ambas comparten y por la que se conocieron y comenzaron a vivir momentos juntas.
Juntas sobre su afición, dos motocicletas
La playa es otra de sus aficiones y la de ‘El Palmar’ su vía de escape, allí peregrinan cada vez que pueden, cada vez que tienen un ratito, cada vez que quieren amanecer escuchando las olas del mar. Allí se toman los mejores mojitos y allí sientan mejor las cervezas, allí empujaba una de otra cuando las circunstancias no le permitían caminar. Conil y sus rincones, hasta uno de ellos nos llevaron, recuerdos de verano, de personas que ya no están, de puestas de sol con un naranja especial, allí un beso y un abrazo, antes de que el sol se esconda y la luna nos de las buenas noches.
Y por si esto fuera poco, Sanlúcar tiene un encanto especial, escapadas en busca de sus tortillitas o un buen vino fueron rememoradas con un click en esa plaza del cabildo, donde las mejores tapas y los mejores helados se dan la mano. Regresamos a Jerez y en ‘La Antigua’ se quedaron, cuartel general de estas dos locas que han visto como poco a poco los sueños, si crees en ellos, llegan a hacerse realidad. ¡Os queremos!.
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