M+A. Boda en cortijo de Ducha, Jerez

Si hay algo en las bodas por lo que nos gusta tanto es por las emociones. Son muchos los sentimientos que afloran en un día como este. Dedicatorias, sorpresas, una carta o un simple beso, hacen que el corazón te palpite más de lo normal y expulses todos los sentimientos reunidos en tu interior. Nos hemos encontrado personas más duras, otras más lloronas, pero la realidad es que es un gran día para expresar todo lo que sientes, sin tapujos, de corazón.

Cuando además de todo esto hay un motivo extra, es dificil contener las lágrimas. Alba es la más pequeña de tres hermanas y protagonizaría la última boda de la familia, un día clave y muy esperado, preparado desde el cariño y la distancia,  cuidando todos los detalles. Y digo desde la distancia porque los caprichos del destino han querido que Alba encuentre su amor a seiscientos kilómetros de aquí y allí que se va, había un sentimiento interior de despedida que acusaba aún más el corazón de su familia, su pequeña se casaba y pronto se volvería a marchar.

Desde muy temprano estuvimos acompañándola en la peluquería de Rocío Nandez, copada por la familia, madrina, hermanas o sobrinas que aguardaban su turno para moldear su pelo o rizarse las pestañas. Todo estaba preparado, llegamos a casa y sobre la lámpara reposaba un precioso vestido, obra de Manuel Odriozola que esperaba su turno sobre el sofá para ver desfilar su traje. Dos principes y dos princesas abrirían paso sobre la alfombra roja en busca de un altar que coronaba un precioso rincón decorado con muchísimo gusto, la alcaldesa de Jerez, María José García-Pelayo, sería la encargada de oficiar la ceremonia que nos dejó miradas, risas y alguna que otra lágrima de una carta de una de sus hermanas directamente desde el corazón.

El baile, una coreografía de Dirty Dancing

Una noche perfecta para una cena a la luz de la luna, un servicio espléndido y muy rápido del catering Las Vides y traslado al salón del baile, donde unos paneles se apartarían para que sonara ‘Dirty Dancing’ , ¡sorpresón!, Miguel y Alba aparecieron con un perfecto estilismo de la ochentera película para deleite de todos los presentes, buenos bailes y subida por los aires para dar paso a una fiesta que duró toda la madrugada.

Quizás suene repetitivo estos últimos párrafos que siempre cierran nuestras descripciones pero, sin duda, es de agradecer que una pareja se acuerde de nosotros el día posterior de su boda y con un mensaje nos agradezca nuestra entrega y se sientan 100% satisfechos aún sin ver sus fotos. Su atención durante la boda, tanto de la pareja como de su familia, fue realmente exquisita. Somos privilegiados con nuestro trabajo, nos gusta lo que hacemos y nos volcamos en cada evento, ellos lo ven, lo sienten y lo agradecen, que más podemos pedir… Mil gracias y a ser felices, ¡es una orden! 🙂

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