C+V. Boda en escuela de San José, Jerez
Es otra forma de vivir una boda, es otra forma de estar cerca de ellos, quizás más cerca que los demás pero a la vez distante, por aquello de la responsabilidad. Pero no importa, me gusta, y quizás me costaría sentarme como uno más en una banca, es más, no recuerdo la última vez que lo hice. Se ve todo de otra forma, es algo como más activo y más implicado que los demás, te conviertes en confidente de sus secretos y sorpresas mejor guardadas.
La libertad de ir como segundo fotógrafo a una boda
Mi compromiso con otra pareja no me dejaría disfrutar por completo de este día, por ello, las horas que estuviera tenía claro que las iba a vivir intensamente y porqué no, con mi cámara. Bajo la batuta de Jorge Bernal, me permitió y me puse a sus órdenes para dividir y compartir las tareas de un día grande como la boda de Chiqui y Vero.
Junto al campanario de la iglesia de San Miguel comenzaba la jornada. Esta vez sería especial y los testigos de la boda se daban cita junto al novio. Catavinos y un buen vino, herramientas necesarias para un brindis por la pareja, por su felicidad para siempre. No habría coche, el traslado sería andando hasta la calle Porvera, allí esperaba la Virgen de la Estrella presidiendo una capilla de San José que desplegaba sus mejores galas.
Al final de la ceremonia pasillo de sables por sus compañeros de la policía
Una participativa ceremonia cuidada hasta el último detalle, nos dejó ver momentos emotivos, risas y lágrimas que terminaron con el arroz al aire entre un pasillo de sables. El museo del enganche acogería la gran fiesta pero antes, el recreo de las cadenas y su palacio serviría de escenario para las fotografías de pareja.
Amigos, fue un placer formar parte de vuestro gran día y guardar para siempre instantes que, sin duda, nunca olvidaréis. Ahora comenzáis una nueva etapa, ahora y siempre toca ser felices y que nosotros lo veamos de cerca…
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!